10 de agosto
Staré Hory (Eslovaquia) - Pszczyna (Polonia)
316 kms
Los Cárpatos son chulos pero esperaba otra cosa. Seguramente, si sigo hacia el este son montañas más elevadas, pero no me apetece. Tengo una cita mañana en Chequia y antes quiero pasar por algunos lugares.
Polonia me recibe con una tormenta. Una inmensa tormenta. Paro en el arcen, en lo alto de una loma y la veo llegar poco a poco, disfruto que me caiga encima y la veo alejarse.
Me han recomendado las minas de sal de Wieliczka en Cracovia. Y yo casi siempre hago caso a las recomendaciones.
Hay que reconocer que son interesantes. Y enormes. Subterráneas. Hay montado un sarao importante. Mucho turismo. Demasiado para mi gusto. No sé cómo pero me he apuntado a una excursión de un grupo en idioma extraño. Todos los japoneses de Japón están aquí. En cuanto tienen ocasión te estropean tu foto poniéndose delante de todo lo que se puede retratar. Como traiga yo la moto y la ponga delante ya veréis. Una japonesa se queda dormida, de pie, en una cola. Esto no lo había visto nunca.
Con algo de retraso me voy a ver el resto de la ciudad. Le he dedicado demasiado tiempo a las minas. Los polacos son simpáticos. En un semáforo se me para al lado un ciclista y me saluda en castellano. Me recomienda no circular por la zona B porque me pueden regalar una multa. Así que me voy por la zona A.
Cracovia es muy gris, pero me gustó mucho. Apunto que debo volver con más tiempo cuando tenga más tiempo y vuelva por aquí.
La famosa entrada con el cruel mensaje, las medidas de seguridad, las fotos de los presos... eso fue lo que más me impresionó, las miradas de gente con nombre… altivas, desesperadas, desafiantes… miradas de gente viva... miradas de gente muerta... miradas...